viernes, 12 de marzo de 2010

Simples versos sin jazz



Para encontrarte, he dejado de buscarte
y te he encontrado tan lejos de vos
en el llanto del niño que pregona un futuro
y en el anciano que devuelve su risa en la tos.

Te he amado más en otros brazos
que los que me despertaban con Dios
en el descanso de los caminantes
y en el silencio de un grito que nunca se oyó.

El amor que tu ser embistió en mi ser
Vive entre las cosas simples y el ruiseñor
Escucha un tango mal acabado
Y se duerme en un jazz que resucitó.

Ni una copa de vino, ni un rastrojo de sol
me llevan a tus cabellos dormidos
que se parecen tanto a los nidos
en lo que nace un vil gorrión.

Y el amor que nacía en tus ojos
Se lo he devuelto a la tierra y al sol
He peleado por tanta ideología
Y se me ha quebrantado tantas veces la voz.

No sé mi amor, si entiendes…
el por qué el mundo es sazón
De implorar un viejo fracaso
Y crear con ello un mundo mejor.

No me detuve en tu camino
Y no desaproveché tanto amor,
Si te fijas en la sonrisa de un niño
hay algo tuyo y de mi dolor.

II

La ausencia que me fluye y me delata
es irremediable ante tanta emoción.
Son tus labios cerrojos del ensueño
Arca de Noé, de un cielo a color.

Tus penas son las penas del mundo
Y el sentido común en vos se murió
Tu lucha es la lucha de tanto hermano
que en la guerra furtiva jamás falleció.

No pretendo que ignores tanto camino
Ni que dejes de buscar justicia por cada rincón
No creas que estoy celosa de los hombres
Que bajo tu regazo han hecho canción.

Te he visto dudando zarpar de tu puerto
Para llegar hasta mi lecho, solitario
Eres libre como el viento, pero te advierto
Si abandonas tu lucha, quizá no te ame tanto.

El amor que ha nacido en ambos cuerpos
Tiene forma de distancia y libertades
Yo te sigo cada paso en los textos
Que hablan de utopías y soldados.

Quédate, mi amor, te lo ruego
Quédate en tu pueblo trabajando
Que desde aquí te mando pretextos
para continuar soñando, soñando...