Vive aquel que bajo el cielo, besó la tierra
Para unir en un grito a las almas profundas
Late aquel que dejó de ser náufrago, para ser orilla.
Sufre aquél que sin amor, brindó su alma
Para que el silencio no fuera melodía.
Existe quien no dio nada, para ser nada en esta vida.
No me acuerdo de aquél que pintó los cuadros
Ni de quién le puso letra a la poesía
Sólo recuerdo al niño que bajo la lluvia
Se rió de todos los que, del cielo, se escondían.