lunes, 12 de octubre de 2009

La musa egoísta



Estaba sola, tirada, quebrada.
Rodeada de botellas vacías y cenizas.
Estaba llorando sola, soleada
Pensando que el amor no existía.

Ellos estaban recostados,
en el verde césped de la mañana
Rodeados de niños y voces
Jugando a compartir la morada.

Él estaba sentado esperando,
Los colectivos pasaban
Nunca se supo si la espera
Era la sensación de la nada.

Ellas estaban frente al espejo.
Mirándose fijo a la cara
Pintando los ojos risueños
de cara a la cita soñada.

Ellos no estaban,
se quedaron dormidos en el fondo del río
cuando el silencio era arrogante
y las pisadas coordinadas.

Ellas rodeaban la plaza,
Caminando de a dos: la tristeza y la esperanza
Esperando que lleguen sus hijos
Y les pidan que arropen la cama.

Mientras unos dormían, y otros soñaban
Mientras ellos reían y ellas lloraban
Me había olvidado del tiempo y las circunstancias
Quería que llegara una musa para poder atraparla.