domingo, 8 de noviembre de 2009

El grito


Existen rostros que se desdibujan bajo el cielo emergente
Que sienten frío en el abrazo duro de cada invierno voraz.
Existen almas que no entienden por qué Dios ha muerto
Y verdugos que se quedan sonrientes de verlos llorar.

Existen silencios que rozan los labios de un artista olvidado
Y la voz del tango que comienza, otra vez, a cesar.
Existen sirenas que construyó la mente de un niño
Y el viejo sonido de un barco cruzando la mar.

Miles de objetos se enhebran para construir este mundo
Como resortes viejos bajo un escenario de actores
Y los discos rayados comienzan a dar melodías
De poetas que han muerto en tierras lejanas.

Una flecha de indio atravesó poderosamente mi alma,
Un sacerdote católico intentó exorcizar mi sonrisa
Mientras que la ciudad dormía y el niño seguía descalzo
un viejo delirio estridente, le gritó al mundo: ¡viva la muerte!