lunes, 11 de enero de 2010

La vida después de la muerte



Anoche me quedé esperando, que se fuera la vida, que se fuera…
Sujeté la almohada dormida como último acto de mi devoción.
Anoche estuve soñando y creció la herida, la herida,
Desperté y el mundo dolía con extraña ambición.

No llegó a sonar el despertador maldecido,
Ni un rayo de luz por mi ventana traspasó
Anoche había ruidos en cada sitio
Y en cada célula se pronunciaba un clamor.

Quise sellar mis ojos, como sobre, como sobre
Y que jamás vuelvan a ver lo que no existió,
Mi corazón latía tan fuerte, pero tan fuerte
Que estaba esperando el estallido que no sucedió.

Anoche me pasé rezando, siendo agnóstica
Que el mundo en mí cierre su telón
Sin embargo una prosa tras otra
me devolvió al aura por reiteración.

¿Dónde se alojan los momentos no vividos
Y los besos que no se dan los amantes?
¿Cómo sigue su ritmo el olvido
después de la muerte cesante, cesante?

He muerto tantas veces en vida,
He vivido tantas veces la muerte
Que no hay guarida que me aloje latente
Como lo tierra y sus flores,
Como pachamama y su vientre.