martes, 29 de diciembre de 2009

Café Esclavo


Es un camino muy hondo y eterno
y mis pies caminan bajo tu sombra
la espera es como agua en deshielo
que con el tiempo, se evapora…

No es posible envasar tu risa
Ni llorar bajo tus lágrimas en crisoles
Se opaca la fortuna con tanta prisa
En el límite en que la razón aflora.

Fue mera casualidad que coincidimos
Bajo el mismo techo aquella tarde
había tantos defectos mensurados
que tus virtudes fueron como tropas.

La guerra se desató en campo abierto
de dos cuerpos que se nombran
Tu moldura fue el último pretexto
Que los vagos artistas atesoran.

No es el final de un principio
Ni el principio de un próximo final
Es una historia singular y eterna
Que se escribe sola y soberbia.

Es el cielo un sitio anhelado
De todos los que al amor lloran
Y son tus pupilas candelabros
De la noche que no muere tras las horas.

Cualquier palabra en este estado, sobra.
Todas las caricias, en este tiempo, son amargas
Cada hora es un tiro sobre mi alma
Que en tu ausencia se aniquila con memorias.

Te preguntaría tantas cosas…
Y si tu presencia fuera cierta,
Olvidaría mil encuestas
Y moriría al contemplarte.

No es que cambio una caricia por valuarte
Ni una canción por el silencio
Es como la veneración de un muerto
Hacia el Dios que promete el paraíso.

Por una tarde más, de tu bravura
Y un gesto errado y grosero
Dejaría en el camino lo que llevo
Y correría hacia ti, sin espesura.

Tu creación es digna del lamento
Y mis fundadores látigos del tiempo
Que me regalaron una sola virtud
la esperanza de lo imposible.

No pude amar a más nadie, de qué me sirve
Llorar y patalear a la distancia
Si tu ausencia es como daga que me hiere
Y se me clava en la esencia de mi karma.

Eternos desvaríos, me confieso…
Son los que me llevan hacia tu nombre
Que se inscribe como viento en los limones
Y perfora los arrecifes en primavera.

Te cambié un ‘Te amo’ por ‘café esclavo’
Y brindé por vos en las penumbras
Llegué al cielo amarrada de tu mano
Y juré amarte más allá de mi fortuna.

Eternidad te prometí aquella tarde
Como el único don que poseía
Y te aferraste a él, sin cortesía
Para nunca más devolverlo.

No pretendo un olvido ni un recuerdo
No pretendo volver a verte una mañana
Ni que entres por mi puerta en madrugada
Pidiendo que te abrace y no me aleje.

No te pido que renuncies a tus dones
Y me ames sin complejos ni matices
Sólo quiero que el mundo te arrope
Como nunca yo lo he conseguido.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Vos y vos. Yo y yo.


Érase usted, la misma que fui yo,
Me dije y pregunté: ¿A dónde voy?
El espejo se empañó de tanta soledad
y dibujé una luna que cayó del cielo.

Dígame por qué, el tiempo nos dejó
Esperando un regreso que nunca concretó,
Y dígame también qué nos sucedió
Cuando se cayó la luna y no se levantó.

Yo le dije a usted, que no se me enamore
Quise llevarla lejos de tanta inspiración
Pero quiso ser libre como el viento
Y el amor solita la esclavizó.

Dígame gemela, que hace detrás del vidrio
Véngase para este lado, que yo la calmaré
Ya no llore, negrita, que el tiempo corre
Tomaremos juntas una jarra de fernet.

Y en compañía, tu rostro con mi alma,
Se irán de vacaciones a un mundo lejano
En donde el amor sea como los girasoles
Que ignoran la luna y se tienden la mano.

domingo, 13 de diciembre de 2009

La herida


La herida no sangra, ha muerto.
No sangra como líquido que fluye
Como agua rojiza que se desplaza
Estaba llorando sola y decidió ahorcarse.

La cicatriz vino a ayudarla,
En un tiempo que está lejos del futuro
Una dimensión opaca de dos cuerpos
Que ya no se aman, que ya no se aman.

La herida prefirió el suicidio a la agonía
Y se volvió eterna sobre la superficie
Contraposición de su profunda vida
Que no hizo más que derramarla.

Mi cuerpo sano, joven, sonriente
Extraña la herida que albergaba
Porque al menos había una razón de vida,
Cerrarla, cerrarla…

martes, 8 de diciembre de 2009

Inexistentes



Oscuridad, nubes que trasportan al inquilino delirio lejos de aquí,
El vacío que se genera entre tus desmanes elocuentes
Supo retenerme eternamente en el transcurso de un segundo.

Sensibilidad, la de tus manos sobre mis manos,
Bajo el espejismo de un autorretrato absurdo
Como dos seres que nacen del mismo ser.

Dolor, el que dista mi realidad de la tuya
La soledad que me alberga, el silencio que te condena
Bajo el mismo cielo que cada día nos delata.

Eternidad, la dimensión que nos contiene
sobre la línea efímera que separa lo existente de lo inexistente
En el mismo lecho de muerte que nos vio nacer.

Felicidad, la búsqueda que emprendimos a la par
Y que al ver nuestro alrededor nos despojamos
Simplemente para no desconectarnos del contexto.

Como dos aves sin alas que miraron el cielo
Como dos cielos sin aves que se recostaron en la mar,
Tan similares al desvarío de los años históricos
Que supieron reír sin callar, llorar sin sufrir, amar sin sentir.

He aquí mi testamento, impreso con sangre y sudor
Léase aquí mi único tesoro escondido,
Las horas que colgada a su cuello, supe pedir perdón.

Porque no fueron distancias nuestras distancias
Porque el mundo prosiguió su ritmo inmóvil
Y fuimos como mariposas encarceladas
Que encontramos de a dos el paraíso.

Y a aquellos que se arrodillan de frente a su padre
Y que le piden a un Dios que del pecado los salve,
Jamás comprendieron que elegimos el infierno en su dogma
Y que el pecado no es más que amarse horizontalmente.

Si te dolieron los dedos que a ti te han señalado
Y preferiste una ruta más pulcra de otra mano
No fue el mundo quien nos dio la espalda, amor mío,
Fue la miseria humana de creer que hay roles establecidos.

No fueron tus palabras más que puñales en mi alma
Que se cicatrizaron en la mirada que me acechabas en el acto
Lejos de mi esencia emprendiste un nuevo rumbo
en donde Dios es uno, y de a dos nada se puede.

(Vaya despedida de dos inexistentes)